LOS SÚPER ALUMNOS DE
SEGUNDO
El primer día de cole es uno de los momentos más importantes en la vida de un niño. Si echamos la vista atrás nos recordaremos inquietos, ilusionados, con ansias de vivir de manera intensa la magia de la escuela y hasta de superar cualquier reto académico. Y es que no hay nada como estrenar sentimientos.
Los alumnos y las alumnas de 2° de Primaria dieron sus primeros pasos en el nuevo curso y en la nueva clase con un sinfín de emociones revoloteando en sus corazones. Tantas como las que tenía esta maestra.
Después de un verano repleto de actividades, piscinas, sonrisas, tiempo para perderlo, excursiones a la playa, protectores solares, algún que otro viaje y anécdotas propias de la estación, aterrizaron en la clase convertidos en los súper héroes y heroínas que son, dispuestos a cumplir todas y cada una de las misiones que tendrán que llevar adelante este año. Os aseguro que ganas no les faltan.
La primera tarea fue encontrar su sitio y leer una misteriosa carta rubricada con sus iniciales. El entusiasmo cobró sentido en sus preciosas caras y todo eran prisas por descubrir qué habría allí dentro. Las directrices estaban claras: habían llegado al cole para aprender mucho y ser muy felices. El escrito incluía también dos palabras poderosas que, muy a menudo, lo cambian todo:
¡Tú puedes!
Y creedme, es así. A mis pequeños y mis pequeñas les dije
algo: “vosotros y vosotras podéis con todo. Que nunca nadie os diga lo contrario”.
Ya sentados, tras leer la misiva e intercambiar sonrisas, sus sentimientos empezaron a latir un poco más lentos. A continuación, unos y otros nos presentamos —aunque ya nos conocíamos— y dimos por inaugurada la aventura anual de aprender y de crecer juntos en uno de los lugares más bonitos del mundo: la escuela.
Posteriormente, leímos El monstruo de los colores*, un cuento que nos explica, desde la sencillez narrativa y visual, que esas cosas que sentimos tienen nombre y que (re)conocerlas cuando nos visitan siempre nos ayudará a sentirnos mejor y a obrar de la manera más adecuada. Porque las emociones, como la vida, no hay que evitarlas. Más bien, hay que vivirlas.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa
lo que la hizo tan importante”.
Antoine de Saint-Exúpery
* Llenas, Anna (2012), El monstruo de los colores. Ed. Flamboyant.
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